No, no es ninguna palabrota, jaja.
Al finalizar COU, mis padres me enviaron el mes de agosto a Inglaterra, a
Watford, muy cerca de Londres. Para eso de perfeccionar el inglés y demás. Tenía yo diecisiete años. Lo organizaba una academia de aquí y fuimos algunos chicos y chicas jóvenes y alguna "señora" (desde mi punto de vista de entonces, claro, quizás no tuvieran más de lo que yo tengo ahora).
Cada uno se quedaba con una familia y por las mañanas ibamos al colegio a recibir clases (dos grupos) y a las doce corríamos para coger el tren de las 12:05 a Londres. Comíamos nuestro lunch en el tren y pasabamos las tardes recorriendo Londres.
Esto era sin las profesoras la mayor parte del tiempo.
Los sábados teníamos excursiones organizadas con las profesoras. Y la que más vívidamente recuerdo es la de Oxford. No sé dónde estarán mis fotos... que sé que hice (recuerdo algunas concretas del museo de cera, jaja). Las que aquí pongo son de internet:
Aparcamos en una calle residencial, con parkímetro para residente, similar a esta:
Paseamos por los college; yo estaba impactada, todas esas ideas románticas que una tiene acerca de Oxford, de la universidad, los estudiantes, la historia,el Trinity College... (y eso que aún no se había escrito "
Los crímenes de Oxford")
St. John`s College library
En fin, yo comenzaba la universidad en septiembre así que todo esto me fascinaba. Y el remate fue hacia el medio día; paseamos hacia el rio, el Támesis se divide mucho a la altura de Oxford, y va el tramo principal del Támesis por un lado y el Cherwell por el otro, prácticamente rodeando la ciudad. Todo el mundo conoce las regatas de remo entre Oxford y Cambrigde ¿no?, pues por aquí entrenan. Y además se practica mucho el "punting".
Esto es, empujar con un palo largo un bote de fondo plano por el río. Los principiantes al Cherwell que es más tranquilo. Tiene su complicación el punting, hay que evitar que se enganche el palo en el fondo y el truco es ir deslizándolo.
Pues la profesora compró unas botellas de vino blanco, nos repartimos en un par de botes y allá fuimos a la aventura.
Terminamos en una explanada inmensa, verde, rodeada de árboles y con los edificios al fondo y un grupo atrás jugando al rugby. Con nuestro lunch y las botellas de vino blanco... creo que ha sido el mejor picnic de mi historia.
Es uno de los mejores recuerdos que tengo, sin que nadie se ponga de los nervios porque ¡oh! estamos sentados, tumbados o pisando el césped, todo el mundo muy civilizado, todo recogido cuando se termina...
Y sinceramente, no recuerdo qué más hicimos. Pero aquel plan fue perfecto para una tarde cualquiera de verano.
¿Quién se apunta a algo similar?
Besos.
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